Tradicionalmente en Florencia, el florín se regalaba con ocasión del nacimiento de un niño o una niña. En 1300 el florín de oro puro tenía un gran valor, representando una verdadera dotación para el niño y la figura del patrón de la ciudad para la protección de la vida del niño.
La familia se reunía alrededor del niño y el padre colocaba la moneda en la mano del niño. Si el niño lograba aferrarse instintivamente a la moneda, se consideraba un signo prometedor de riqueza. Hasta el día de hoy, la tradición es muy popular en la cultura florentina.
Ladonación de un florín de oro como signo de buena fortuna siempre es apreciada. Especialmente en ocasiones de bautismo u otras ocasiones importantes como comuniones, confirmaciones, bodas, aniversarios o fiestas de graduación. Acompañado por el deseo de "Un florín de oro hoy, mil mañana".